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LOS BLANCOS.

Identificación PNAT: SL-08

DSCI0098
DSCI0127
DSCI0130
DSCI0134
DSCI0182
DSCI0231
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DSCI0284
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Esta ruta discurre por el valle que limita a la Muela de Utiel por su flanco suroriental, casi toda ella por terrenos cretácicos. El trayecto discurrirá primero casi por el fondo del valle, discurriendo por un antigua camino entre abundantes arbustos y algún que otro chaparro (cuando son grandes también se les llama robles por estos lares). Al llegar a la fuente de Saceda el paisaje cambia, se abre y discurrirá por el fondo de un amplio valle a la vera de un arroyuelo bordeado de grandes sargas (nombre local de un tipo de sauce) y con grandes zonas de pastos. Desde aquí subiremos a las rocas areniscas de Los Blancos que se yerguen como menhires en medio del bosque para, a continuación, tras cruzar la carretera por el Collado de Vadillos. internarnos ya de regreso en el bosque de El Chaparral, en el cual podremos observar las espesura de los árboles jóvenes y algún que otro superviviente centenario.

La ruta comienza en la caseta de información, situada a la entrada de Peralejos de las Truchas. Volvemos hacia la carretera, en dirección hacia Molina de Aragón y nada más cogerla, a la altura de la zona de carteles, justo en el lado opuesto a una pequeña ermita blanca, nos desviamos hacia la izquierda por el antiguo camino carretero de Molina. Hay dos caminos para vehículos, tomaremos el más alto, que se encuentra en peor estado. Vamos dejando a nuestra espalda el pueblo y poco a poco comienzan a asomar las montañas que se encuentra detrás de Peralejos. Recorridos algo menos de 500 metros llegamos al enlace de las rutas SL-6, 7 y 9. Seguiremos recto y tras cruzar un pequeño arroyo comenzaremos a ascender por una chopera hasta que el camino se marca claramente y discurre bordeado de arbustos (majuelos, endrinos, escaramujos y madreselvas principalmente) y algún que otro chaparro. A la izquierda del camino se nos presentará el club hípico Alto Tajo. Continuamos y poco después tendremos que cruzar la carretera y continuar por su margen unos 50 metros antes de retomar nuestro camino de nuevo a mano derecha, transcurriendo ahora totalmente aislado por sendos muros laterales de arbustos. Al salir de la espesura giraremos 90 grados a la derecha, cruzando entre dos piazos y pasando al lado de un poste de teléfonos de madera. Giramos a la izquierda para llegar hasta el fondo de un vallejo donde se encuentra el enlace con la ruta 4. Remontaremos por el valle de rocosas laderas repletas de bujes hasta que por la izquierda recibimos un suave vallejote. Salimos del valle anterior y remontamos el vallejote hasta llegar a un sendero debajo de los arbustos. Tomamos este sendero girando a nuestra derecha. Continuamos por el sendero descendiendo hacia el fondo del valle, dejando a nuestra izquierda un pequeño cerro rocoso encima del cual quedan unas pequeñas ruinas de una antigua casa. Al llegar al fondo giramos a la derecha y tras cruzar el arroyo (normalmente seco) nos internamos de nuevo en una zona de espesos arbustos hasta llegar a la fuente de Saceda, cuya reconstrucción data de 1936 según consta escrito en la misma y en la cual merece la pena hacer un descanso por el frescor y verdor existente en sus alrededores. Desde aquí giramos a la izquierda siguiendo el cauce del pequeño arroyo, dejándolo a nuestra izquierda. Tras atravesar una zanja de un arroyo (al otro lado hay una explotación de mimbres, mimbrera, en la actualidad abandonada pero que antiguamente era un negocio rentable, sobre todo en la vecina Serranía de Cuenca) y pasar por un seto arbustivo llegaremos a la pista asfaltada que conduce a Chequilla. Cruzaremos la pista y seguiremos con la misma dirección, discurriendo al lado derecho de un seto de espinos. Al terminar este seto giraremos 90 grados a la izquierda y cruzaremos el piazo hasta llegar al siguiente seto, que le bordearemos por la derecha y nos encaminaremos siguiendo el mismo rumbo hacia un herbazal. Andando unos metros por este herbazal, llegaremos a otra pequeña fuente, más unos restos, pero bastante bonita. Observad las flores y filigranas labradas en los restos del estanque. Continuaremos nuestro camino con la misma dirección y sentido hasta alcanzar una pista forestal al lado de una chopera. Tomaremos esta pista girando a la derecha. Saldremos de la chopera, cruzaremos un piazo y al llegar al siguiente seto de espinos giraremos a nuestra izquierda, dejando la pista. Seguiremos los espinos y remontaremos por un pequeño vallejote, hasta que llegamos a una zona arenosa con muy poca vegetación. La pasamos y el bosque de chaparros forma una línea definida a nuestra derecha. A unos 15-20 metros de iniciado el bosque se interna una senda (la segunda) por la cual nos internaremos e iremos ascendiendo hasta llegar a una zona con arenas. Cruzaremos esta zona arenosa con pinos jóvenes y veremos surgir del bosque Los Blancos. Continuaremos hasta dicho lugar. Los Blancos son una formación de roca arenisca, aparentemente de origen natural, que forman una alineación de rocas verticales como si se tratase de una alineación de menhires megalíticos. Merece la pena pasar un rato en este lugar que recuerda un templo, hasta parece haber una mesa de sacrificios de roca. Continuaremos nuestra ruta ascendiendo por el fondo del vallejo y girando a la izquierda hasta situarnos encima de las rocas y girar a la derecha. Estamos en un collado con greda y arena desde el cual y de manera opcional podemos girar a nuestra derecha y ascender hasta lo alto del Cerro de San Cristóbal en apenas un par de minutos. No es una montaña demasiado alta (1.418 m) pero al estar aislada en la divisoria de dos valles tiene unas buenas vistas de 360 grados tanto al norte como al sur. Descenderemos por el mismo lugar por el que hemos ascendido. El camino continua a descender, primero por el pinar y luego por la faja abierta bajo los cables de la electricidad, hasta que llegamos a una zona muy húmeda con charcas. Aquí giraremos a la izquierda para evitar el agua y bajaremos hasta la fuente de El Gamellón. Podemos beber agua y descansar para luego tomar la pista forestal en sentido ascendente hasta llegar a la carretera. La cruzaremos dirigiéndonos a la visible salida de una pista forestal (marcada como tal con carteles) y nada más tomar esta pista, casi en la carretera, observaremos que a mano izquierda sale una senda ascendente que es la que debemos seguir. Esta senda se interna primero en un pinar y asciende describiendo unas eses hasta que el bosque se convierte en un bosque mayoritariamente de chaparros. Dejamos de ascender y circulamos entre dos piazos, justo encima del bancal de piedra que los separa. Al poco volvemos a internarnos en el bosque. Hay que estar muy atentos a las marcas que hay para indicar el camino, ya que no hay apenas sendas visibles, sino pequeñas sendas fruto del paso de los animales. El camino desciende y asciende suavemente en varias ocasiones, hasta que llegaremos a un punto en el cual podremos observar varios robles de gran grosor, supervivientes centenarios de la tala que se realizó en esta parte a principios del siglo XX (antiguamente, casi toda esta parte era una dehesa boyal, es decir, era una dehesa donde pastaban los bueyes y algunos animales más, por eso estaba separada de la parte más cercana al pueblo por una valla de piedra que bajaba desde la montaña hasta el fondo del valle. Esta dehesa se taló y se entregó a los vecinos a suertes de pequeño tamaño para que las trabajasen). Continuaremos y al poco nos volvemos a internar de nuevo en el bosque espeso, acendiendo hasta salir al camino de herradura que unía las localidades de Peralejos y Taravilla y que es el punto de enlace con las rutas SL-6 y 7, uniéndonos a estas rutas pero girando a la izquierda y recorriéndolas en sentido contrario al habitual. Comenzamos el descenso y al poco, en un pequeño collado, bordearemos un trufero por nuestra izquierda, ya que se encuentra en el centro del camino. Desde este collado ya es visible el pueblo y hay bonitas vistas, tanto de los montes que tenemos enfrente, en los que podemos reconocer entre las rocas las trazas de pliegues geológicos y algunas fallas, como de las montañas que hay detrás del pueblo que en invierno suelen estar nevadas y crean un precioso contraste. Por este punto es por donde pasaba la valla de piedra antes reseñada, siendo visibles todavía sus restos. Seguiremos descendiendo y dejamos atrás las zonas arboladas para internarnos en tierras de labor, hasta que llegamos a una zona de arenas albienses sobre las cueles se han creado pequeñas cárcavas debido a la erosión. Bajamos por una de estas cárcavas, aunque con bastante vegetación hasta que nos encontramos con el enlace rutas SL-6, 7 y 9 punto por el que hemos pasado anteriormente; aquí giramos a la derecha, en dirección al pueblo, y recorremos el camino andado al comienzo de la ruta pero en sentido contrario. Casi al llegar al pueblo, la vistas del poblado y las montañas vuelven a ser espectaculares. Continuamos y en breve llegamos a la caseta de información, punto y final de nuestra ruta.

 

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